Nirsell estaba atónito ante la indiferente respuesta de Toni
- Toni, ¿sabes lo que eso significa? -
- que nos seguirán ¿no? - respondió con indiferencia
Nirsell se cruzó de brazos, esperando a que llegara su reacción. Toni no tardó mucho en comprenderlo:
- Ni... Ni... Nir - temblaba como una hoja
- Si Toni, adios a tu libertad -
- no,no,no,no,no,no, Toni no ha hecho nada, no,no,no, ¡no! -
La madre de Vero le soltó un reves a su hija
- ¿Ahora que hacemos?, ¡estamos todos jodidos! -
- madre, antes también lo estabamos - pasó la palma de la mano por la megilla dolorida - no tenian otro lugar al que... -
- ¡Tengo una idea! - intervino Nirsell - pero antes hay que quitarte esa cosa, Toni -
- ¿Nir, Nir?, ¿En que has pensado Nir?, AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH -
- ¿Te ha dolido mucho, Toni? -
Coña escuchó una trifulca en el piso de abajo; dejó a un lado el periodico que estaba leyendo y se dispuso a abrir la puerta de su casa justo cuando unos policias bien armados irrumpian en el piso, tirando la puerta abajo y aplastando al anciano.
- ¡Aqui tampoco está! - gritó uno de ellos
- Encima de la mesa hay un periodico ¡Y está caliente! - informó otro
- ¡¿Como va ha estar un periódico caliente?!, ¡¡Mindundi!! -
- cierto, lo siento -
- ¡el renegado esta... Allí! - comunicó uno de ellos, consultando un enorme aparato que llevaba a cuestas, señalando hacia una de las paredes. Tres de ellos corrieron hacia el lugar, tragandose la fachada
- tiene que haber una puerta camuflada o algo sí... ¡esperad!, Ahora está en el piso de arriba ¡corramos! -
Y salieron en tropel, por donde habian entrado.
Coña se levantó lentamente, sin poder articular palabra por el dolor que le habian causado; se sentó de nuevo, cuidadosamente, sobre el sofá.
- Hijos de puta - Fue lo único que dijo, antes de volver a coger el periodico y seguir leyendo.
Mientras tanto, Nirsell y sus compañeros huían a toda prisa.
Toni maldecia a cada movimiento que hacia que su espalda crujiera de dolor; era ayudado por Nirsell, quien casi le llevaba a rastras.
- Aun no nos has dicho a donde vamos - le indicó Vero, cansada por el esfuerzo - ¿y no podriamos descansar? ya estamos vastante lejos del piso -
- no, - le respondió - prefiero llegar a nuestro destino para no llamar más la atención -
- vale, pero ¿a donde vamos? -
- ya lo verás, no seas pesada -
- estoy un poco preocupada por mi madre... -
- dijo que los entretendría; ya no podemos hacer nada -
- ¿que habrá hecho con el localizador? -
- no tengo ni idea - comenzó a aminorar el paso, hasta terminar por caminar - pero creo que seria muy divertido -
- por la cara que puso antes de irnos.... si, vastante - suspiró. Al mirar a su alrededor dio un brinco de puro pánico - esta calle... No sera.... -
- Si, gracias por acompañarme Vero, pero si no quieres entrar a la casa donde maté, lo entenderé -
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