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martes, 15 de enero de 2013

Dificultades en tierra baldía IX

Allan, junto a su madre, fueron los únicos asistentes al funeral de Elena. Era una suerte que detrás de una gran tragedia se encontrase un panorama tan vívido como el que había en el cementerio.
El olor a hierba fresca y el atardecer de un horrible día eran el único sustento para la familia. Allan observaba fijamente como el ataúd de su hermana bajaba y era enterrado por los enterradores encargados. Sin discurso, sin lágrimas, sin sentimientos, Allan estaba tan traumatizado por el momento que no reaccionaba a los estímulos del exterior, ni siquiera a los abrazos lamentosos de su madre, un trato que nunca había esperado volver a sentir. Solo miraba como todo acababa.
Pronto se encontró solo y desamparado, su madre volvió a casa por su propio pie, por una vez logrando hacer algo por si misma, mientras se echaba la culpa por el camino hasta desaparecer.
Allan miró su reloj a desgana, ya era tarde. Si fuese por él dormiría junto a la lápida de su hermana, pero en vez de eso suspiró.
- Aguanta - dijo, echando a correr lejos del cementerio.

En los dos días anteriores, el Doctor Varith tubo que encargarse del desorden que Allan había provocado en el C-R, no le hizo ninguna gracia la ineficacia del muchacho y su "desaparición". De no ser por una encargada del hospital, nunca hubiera sabido que la hermana de Allan había fallecido.
Se sintió aliviado por la muerte de la chica, parecía un sentimiento macabro si, pero era su forma de ver las cosas. Ahora Allan se centraría mas en su trabajo y él podría mantenerlo controlado, a veces pensaba si no sería mejor intentar reactivar la enfermedad que el muchacho mantenía cautiva en su interior. Se encontraba mirando por la ventana de una de las cafeterías en la tercera planta del hospital, mirando fijamente hacia el patio mientras replanteaba de nuevo este tipo de cosas. Habían pasado ya tres días y el sol se ponía. Dio un sorbo a su café sin dejar de pensar si había sido buena idea encomendarle la tarea al muchacho, era demasiado terco, Como el padre. Pasó por penurias hasta lograr quitárselo de encima y ahora va y establece contacto con alguien de su misma sangre. Mala idea ¿Por que le eligió a él conociendo los riesgos?, ¿Por que se jugaba su prestigio?, Solo por intentar volver a robar la idea de otro, una vez mas.
- ¿Que diablos? - no pudo evitar decir al ver como Allan aparecía ante sus ojos de la parte del tanatorio, empujando una camilla - ¡no será capaz! - gritó, echando a correr y tirando su café, junto a la bandeja de un enfermero.

Dentro del C-R, Allan descorrió la sábana que ocultaba el verdadero cadáver de su hermana, acarició el rostro frío y carcomido por el cáncer que la mató y no pudo evitar que una lágrima recorriera sus mejillas. Sintió un escalofrío de terror al pensar que nunca más la vería caminar y apoyarle, como cuando se pasaba las noches en vela estudiando y ella aparecía con un café caliente, hasta arriba de azúcar. Ya la echaba de menos incluso sin haber prescindido de su presencia ni dos días desde que murió.
- Te traeré de vuelta - juró besando la frente se su hermana.
No había tiempo para preparar más compuestos. No era una apuesta segura, pero la putrefacción comenzaba a hacer mella en el cuerpo de su hermana, avanzando sin descanso gracias a la infección del Enecu. Cada vez le horrorizaba mas aquella enfermedad, que incluso habiendo muerto proseguía su curso por el cuerpo.
Cogió la probeta con el compuesto y lo introdujo en una jeringa, junto a la formula curativa contra el Enecu de su padre. Apunto estuvo de inyectárselo a su hermana cuando el Dr. Varith irrumpió en el C-R.
- ¡Alto idiota! - le gritó, intentando arrebatar la "cura" a Allan. - ¿Que crees que estás haciendo? -
- ¡¿Que diablos te importa?! - apartó al doctor de una patada.
- Hipócrita, ¡tiene el Enecu! - Tiró de la camilla hacia fuera del laboratorio, pero Allan se lo impidió, saltando por encima de ella y pasando trabajosamente al lado de su hermana muerta. Allan arremetió contra el doctor, forcejeando para conseguir la valiosa bacteria que tenía Varith en el bolsillo. - ¡¿Que diablos pretendes?! -
- ¡conseguir lo que tu nunca podrías, carcamal!, ¡Dame la bacteria! -
- ¡no la mereces, quieres revivir a un monstruo! - le empujó, haciendo que el joven se diese contra la camilla. El golpe hizo que la formula sobrante de la probeta bañase el rostro de la difunta.
- ¡monstruo lo es usted!, ¿cree que no he visto todo lo que intentaba ocultar al mundo?, ¿Que la propia evolución del Enecu es su "cura" frente al cáncer?, ¿Que todo era obra de mi padre? - Allan encolerizó y logró que el doctor cayese al suelo. Este contraatacó al instante, haciendo que cayese también el muchacho. Allan volvió a la carga, en busca de la ansiada bacteria. El doctor le asestó un puñetazo en el mismo instante que daba con la probeta, la cual salió volando de sus manos. Ambos se levantaron rápidamente para hacerse con ella, peleando en el transcurso de su caída. Finalmente Allan se tiró al suelo antes de que el tubo se rompiese, cogiéndolo al vuelo.
- Por que poco - suspiró, sintiendo un dolor intenso en uno de sus costados. El doctor arremetía contra Allan, propinándole un puntapié tras otro para que soltase su única muestra de la bacteria, la cual ocultó durante años y no permitiría que nadie salvo él la utilizase.
- ¡Suéltalo muchacho! -
- ¡Jamás! - logró que el Dr. Varith quedase de nuevo en el suelo mientras él escapaba pasando por debajo de la camilla donde yacía su hermana. El doctor fue a atraparle, pero Allan le clavó un bisturí en la mano. El doctor se resistió al dolor para golpear a Allan en la barbilla con la tabla metálica de la mesa central del laboratorio, la cual cayó hacia el lado contrario de Elena.
- ¡Estúpido! - Gritó el Doctor yendo a por él. Forcejearon de nuevo, destruyendo todas sus investigaciones a su paso, derramando lo que quedaba de la formula del padre de Allan encima de la difunta Elena. Varith arremetió contra Allan con el bisturí, hiriéndolo en el brazo.
- ¡Maldito payaso! - bramó, librándose del doctor. Pasó la mano por la herida de su brazo, parecía poco profunda y aun así sangraba con fluidez, y finalmente descorchó el tubo de ensayo de la bacteria.
- ¡Detente! - vociferó el Doctor, agarrando a Allan por las muñecas, intentando hacerse con la muestra.- ¡No sabemos que puede ocurrir si unes dos bacterias como estas! -
- ¡Mi hermana no es una enfermedad! -
- ¡¡Lo que yace en su cuerpo si!! -
La sangre que manaba del brazo de Allan comenzó a bañar el rostro de Elena, sin que ninguno de los dos se dieran cuenta. El joven investigador retorció los brazos por encima de su cabeza para impedir que Varith se hiciera con la muestra, pero el tubo resbaló de sus dedos y cayó sobre la camilla de Elena.
- ¡No! - gritaron al unísono, olvidándose de la pelea por un momento, viendo como la muestra caía al suelo y se convertía en una mancha oscura de vapores tóxicos.

MI ÚNICA OPORTUNIDAD DE SALVARLA DESTRUIDA POR TU CULPA...

Al exhalar el humo tóxico de la bacteria, el Enecu inactivo del cuerpo de Allan se reavivó con más fuerza que nunca; Sus globos oculares se volvieron negros al instante, alertando al doctor.
- ¡No lo respires! - Ordenó el doctor, tapándose el rostro y arrastrando a Allan lejos del foco de la infección. Tanteó en busca de las mascarillas, ocultas en uno de los cajones cerca del ordenador. Allan estaba imbuido en la influencia de la enfermedad, por lo que fue sencilla la tarea de evitarle un contagio mayor. - El Enecu aún está en tu cuerpo Allan -
Allan volvió en si poco a poco, hasta que finalmente se llevó las manos a la cabeza por voluntad propia y e intentó preservar su cordura.
- Pero si estaba curado... - susurró
- pero como ya dije, no sabemos lo que puede pasar entre ambas bacterias - le espetó el doctor, empujándole para deshacerse de él - lo que has hecho no tiene nombre muchacho... ¡¿Que diablos?! -
La exclamación del Dr. Varith llamó la atención de Allan de nuevo y al darse la vuelta tubo que reprimir dar un salto del susto. Su hermana se había incorporado, luchando por encontrar el oxigeno que le faltaba a su cuerpo, su piel tomaba una tonalidad oscura y corroída, aterrorizando a ambos investigadores con cada ataque de tos de la "muchacha".
- ¿Hermana? - aunque temeroso, Allan alargó el brazo hasta ella, queriendo calmar su mal, abrazarla, sentirla de nuevo.
- Allan... - murmuró la revivida acercándose a su hermano como él hacía. Entonces el joven esbozó una sonrisa, era de verdad, lo había conseguido con exito, había superado a la muerte sin duda.
- Sigue siendo una aberración Allan; eso no es lo que esperábamos lograr - se quitó la mascarilla.
- ¿y que mas da? - Le quitó importancia a las palabras del doctor y cogió la mano de su hermana - lo conseguí... Elena... - se le saltaban las lágrimas.

LA DESGRACIA HA LLEGADO HASTA NOSOTROS...

Allan se giró, mirando hacia el doctor que volvió a ponerse la mascarilla.
- tu también estás infectado... - Dijo, aun sin soltar la mano de su hermana - Justo como dijo mi padre en el video. -
Varith no respondió, se limitó a señalar a Elena. El cuello de la muchacha crujió y se contorsionó, como los dedos de sus manos huesudas que tomaron fuertemente el brazo de Allan. El joven intentó desasirse pero era inútil, la fuerza de su hermana era sobrehumana.
Elena vomitó un gran reguero oscuro que siguió cayendo por la comisura de sus labios, incluso después de hincar los dientes en la carne de su hermano.
- ¡Doctor! - Gritó de dolor, intentando apartarla - ¡ayúdeme por favor! -
- carga con las consecuencias de tus actos - respondió Varith saliendo del lugar a la carrera.
- ¡¡Varith!! -
Entonces sus huesos cedieron a la bestia, huesos, piel, musculo... Solo quedó el dolor. Allan Cayó al suelo, a los pies y vómito de su hermana.

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