Malditos dados, esa mala suerte que nos invade a todos, tanto a los jugadores de Magic o Warhammer como a cualquiera que haya probado un juego de mesa. Todos tenemos rachas miserables, aunque también hay momentos dignos de recordar, claro, como cualquier cosa que pongo en este blog.
Hace poco disfruté de otra batalla con las Magic, sin que la baraja sea mía, cuan perdida estaba ya en ese tema... El caso es que era un todos contra todos de 3 jugadores, y justo antes de jugar se han de tirar los dados para dictar quien era el que estrenaba el primer turno, un solo dado de 20 caras que dio mucho de que hablar. Uno de mis oponentes sacó un 18, buena marca, el otro un 19 y finalmente yo, como último tirador, un 20.
Esas casualidades son las que me hacen pensar que en realidad la finalidad de unos dados es fastidiar al personal; pero de siempre, y juro que no sabemos trucar dados, por el momento.
Una de las teorías mas revolucionarias y efectivas se basa en coger los dados con el numero que deseamos y ponerlo en nuestra dirección, agitar los dados 3 veces y lanzar; se supone que esto funciona. Es mentira.
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