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miércoles, 15 de agosto de 2012

Dificultades en tierra baldía III

Allan entró en casa sigiloso, desde siempre tenía esa manía, ya terminaba por colocar su pañuelo bajo las llaves y hacerlas girar lentamente para no proferir ruido alguno.
Y la cuestión es que era una habilidad bien deseada para su persona. Siempre se enteraba de hechos que le ocultaban, que mucho tenían que ver con él. Esa tarde no fue diferente.
Había una única luz encendida, esa vez en la sala de estar.
Se acercó y miró desde el quicio de la puerta, en la penumbra; su madre se mecía en una silla, al parecer presa de un típico ataque suyo. Su hermana comía una ensalada sentada frente a su madre, solo las separaba la mesa cuadrada que se encontraba allí desde que le alcanzaba la memoria.
- mama... - habló su hermana, secándose el sudor de su frente con las mangas de su vestido - Hoy Allan lo ha vuelto a hacer... Creo que no se da cuenta... - Allan sonrió ocultándose un poco más en la oscuridad al ver que su hermana se giraba. - de nuevo ese comportamiento... Y esa voz... Esa voz no es suya mama... No lo entiendo... Por favor cuéntamelo, dime porque no es feliz, ¿por qué no es como los demás...? - claramente su madre la ignoró, pero ella seguía intentándolo, intentando que su madre saliera del trauma inducido hace quince años... Finalmente se dio por vencida y siguió a lo suyo en silencio. Allan miró su mano derecha, la cual se había dañado esa mañana con un cristal de su televisión destrozada... ¿era ese el extraño comportamiento del que hablaba?, pero... Él no se daba cuenta de ello...
Entonces se alejó por el pasillo en dirección a su habitación del segundo piso. Al abrir la puerta lo primero que hizo fue recoger la silla del suelo y preparar un cuaderno que se encontraba en el cajón central de su escritorio. Se dispuso a seguir estudiando hasta que fuese la hora de cenar, nadie requeriría de su presencia hasta ese momento.Trabajó duro ya que al día siguiente tenía el gran examen, era una suerte que los temas dados eran de su total interés.
Pasó horas en el mismo sitio hasta que encontró algo que se trababa en su saber. Se levantó de golpe, con los puños sobre la mesa y la silla calló al suelo. Escribió aquello que no sabía una y otra vez y lo leyó de nuevo, manteniéndose de pié pese a pasarse otra hora así y suspiró tranquilo. Consiguió recordarlo; pero de repente escuchó como el bol de porcelana que utilizaba su hermana estallaba contra el suelo. Su cuerpo reaccionó al instante y corrió hacia donde se encontraban. Sus movimientos eran lentos al bajar las escaleras y el latir de su corazón se intensificaba cada vez más. Era grave, Lo sabía demasiado bien. Debía salvar a su hermana.

Elena yacía sobre la mesa, con terribles espasmos.
- ¡Elena! - gritó Allan, acogiéndola entre sus brazos e introduciendo su mano en la boca de ella intentando evitar que se asfixiara con la lengua, una vez resuelto eso y con cuidado, cogió el teléfono fijo de una mesilla y llamó a urgencias.
Nadie respondía a su llamada.
- ¡inútiles! - gritó tirando el teléfono al suelo - tranquila Elena, aguanta por dios - abrazó a su hermana mientras la mecía en el suelo - aguanta -
- Her... Hermano... - Al escuchar que Elena le hablaba se tranquilizó un poco, pero al liberarla de su abrazo y  observar su rostro supo que no estaba ni medianamente bien...
Sus ojos estaban en blanco y sendas lágrimas de sangre bajaban por sus mejillas. Después de ese síntoma... Podría venir la muerte...
- emergencias ¿digame?, ¿hola?
En cuanto Allan escuchó la voz de una mujer al otro lado del aparato, se desplazó hasta él sin dudarlo.
- ¡enferma de Enecu X11, enferma de Enecu X11, manden una ambulancia por favor! - gritó a pleno pulmón, pero lentamente para que le entendiesen.
- cálmese señor ¿que ocurre?
- ¡ya se lo he dicho! enferma de Enecu X11 ¡por favor manden ayuda!
De repente todo silencio y los ojos de Allan se abrieron de par en par, aquella voz que podía ser la salvación de su hermana preguntaba a alguien qué era el Enecu X11... Un susurro que apagaba sus esperanzas... Pero por fín escuchó un leve sonido que significaría la salvación, el rastreador de llamadas del hospital los habían localizado. Gran programa desarrollado durante años que conseguía los datos necesarios para no malgastar tiempo.
- Gracias... Por dios gracias... - dijo con lágrimas en los ojos, antes de dar tiempo a la operadora a decirle nada.
- la ayuda va en su dirección señor Hasshen. Dígame mas tranquilamente que es lo que ocurre...
Colgó, la ignorancia del mundo podía con su persona. Meció de nuevo a su hermana, rezando a dios para que la salvase, mientras comprobaba las constantes vitales y limpiaba la sangre del rostro de su hermana.
- ya todo pasará... Ya todo irá bien, aguanta por favor hermanita, No me dejes, todo lo he hecho por ti, aunque no lo creas vivo feliz, pero a tu lado, por dios no me abandones...
- Elena... Mi Elena... - Su madre comenzó a reaccionar a los sucesos de su entorno. Intentó acercarse a Elena, pero Allan la detuvo.
- Aparta loca - le dijo - solo faltaba que la matases a ella también - Un duro golpe que seguramente se hubiese ahorrado si no fuera por la situación. De siempre la había culpado, desde que volvió quince años atrás completamente recuperado y se tragase toda la mierda que le esperaba siendo solo un niño...
- No he sido yo... No fui yo...
- para, aléjate - por casi la profirió un bofetón para que se fuera, pero escuchó la sirena de la ambulancia y corrió llevando a Elena consigo.
Al abrir la puerta los sanitarios ya habían salido de la ambulancia.
- Rápido por favor - les dijo - está gravemente enferma
- ¿que a ocurrido? - preguntó uno de ellos mientras otro cogía a Elena y la introducía en la ambulancia.
- Enecu, desarrollo X11 - respondió acompañandolos en todo momento, quisieron alejarle - soy... Era... Residente - alegó - y e tratado esta enfermedad como podéis ver.
- está bien... Pero no obstaculice.
- nunca si con ello pone en peligro a mi hermana, constantes estables todo el tiempo, tubo un ataque, lo más probable es que tenga hemorragias internas, desgarrados los vasos sanguíneos...
Intentaron inducirla aire y con ello en un espasmo el corazón de su hermana dejó de latir.


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