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domingo, 21 de octubre de 2012

La tierra de la grandeza - Catán

Antes de nada, esto lo narro por un día en Invasión jugando al Catan y del cual recuerdo cada uno de mis movimientos, por lo que quise escribir de ello, como hice con los campeonatos de Magic. Aseguro que esta partida fue la más impresionante que tuve, y espero que no sea la última.Todo esto es inventado, claro está, pero basándome en la partida del día 19 por la tarde.


Venidero es mi reino.
Me cedieron estas tierras desde hace tiempo, aunque nunca he dejado constancia de ello. Solo busqué grandeza para mi pueblo, y esto fue lo que conseguí a cambio de lo encontrado:

Mis reinos abarcan un pequeño puerto mercante del este, mientras que mi asentamiento se encuentran en el poblado sur, cerca de los enemigos. Si me asomo a cualquiera de las ventanas de palacio diviso a lo lejos asentamientos enemigos, de tres poblados diferentes. No se quienes son, no se que es lo que quieren; solo entiendo que he de estar preparado pues se avecinan tiempos de guerra.
Intento expandirme, es lo único que deseo, si consiguiese llegar al puerto mediante un largo camino amurallado tal vez mis vienes y servicios se acrecentarían.
Mercenarios, comerciantes, soldados, rameras... Así es mi gobierno. No puedo decir que nos vaya tan mal, simplemente solo contamos con el abastecimiento de trigo que nos da nuestras cosechas y la mina de piedra también ayuda en gran parte. Pero no contamos con madera para los caminos que tengo pensado hacer, ni con las ovejas que nos proporcionarían la calidez de su lana.
Mando a Hashin, vasallo leal y amigo, a cambiar nuestro trigo allá en el puerto, saldrá mas barato; pero recibo noticias alarmantes. Los bandidos del desierto han matado a Hashin y se han llevado la valiosa mercancía.
En estas memorias dejo constancia de mi desagrado, gritando "mierda, mierda, mierda...
Que en paz descanse, Hashin, amigo mio, siempre le recordaremos. Me acerco en solitario a la catedral y rezo por mi amigo; cuando un honorable joven se acerca hasta mi y me cede un manuscrito.
En el papel ponía:

CABALLEROS

Gracias a ello recuperamos nuestros bienes preciados y con rapidez me dirigí a mi pueblo mercante, encontrándome con una oferta mejor, Sir. Red me propuso un intercambio, uno de los que siempre había creído enemigo, se convirtió en mercante a mi disposición.
Con todo lo acontecido pude hacer algo inesperado, convirtiendo mi asentamiento del sur en una lujosa ciudad y volví a pedir un desarrollo mayor. Me centré en los vienes que ya tenía y conseguí un

MONOPOLIO

El trigo prácticamente era la moneda de mi reino y así quise que se viera, convirtiéndolo en mi bandera. El daño tras años de sufrimiento dio sus frutos, aunque en la lejanía veía a mis enemigos evolucionar, transformando sus pequeñas aldeas en brillantes ciudades como hice yo. Avancé con mis caminos y reuní recursos suficientes para aumentar en tres mis asentamientos; también cambié a ciudad mi puerto y el intercambio de vienes aumentó con mis poderosos barcos mercantes.

En poco tiempo toda la costa era mía y con ello Sir. Red se convirtió en enemigo. ¿Que como lo supe?
Recaí en ello cuando unos bandidos me atacaron, trayendo consigo malos recuerdos del pasado y de mis inicios. Al parecer habían sido enviados por Sir. Red, para tomar nuestras canteras; cosa que lograron hasta que conseguimos echarles de mis tierras.
Al poco los hechos empeoraron. Hubo una revuelta en mi contra. Pasamos años de bacas flacas en la que no conseguía ni reunir los recursos necesarios para dar de comer a los habitantes mis ciudades. Por otra parte, si bien debo añadir, mi saber en desarrollos evolucionaron a mejor, y fue lo que me salvó.
Mas:

CABALLEROS

Llegué a un trato con los ladrones del reino, para que influenciasen en los caminos de mis adversarios. Para mi sorpresa, su oferta no fue muy alta. Tras pagarles lo debido, se pusieron en marcha y obtuve comisiones en el tratado.
Mi economía volvió a su cauce, y con ello el abastecimiento de mi pueblo. Pronto podría unir, toda mi sección del este, con los asentamientos del sur. Si eso ocurría por fin tendría todo a mi disposición para ganar en la guerra. Me mantuve al margen de las disputas de los demás lores, el problema fue cuando se dieron cuenta de mi estrategia y contraatacaron, todos de nuevo...
Para mi sorpresa, uno de mis mayores problemas, Sir. Orange falló a los otros y teniendo bajo su mando a los bandidos más poderosos del reino perdonó mis vienes y se los robó al segundo con mayor economía después de mi.
Mientras los demás Lores discutían entre si, preparé mi avanzadilla y cerré el territorio finalmente, desde entonces mi reino ha sido próspero y gané el prestigio de los otros. Definitivamente mi pequeño reino ahora era una gran Metrópolis, y lo seguirá siendo.

Para siempre.
Por Hashin, amigo mio y compañero, en paz descanses.

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