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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Dificultades en tierra baldía VIII

Los sueños placenteros inundaron la mente de Elena, quien dormía tranquilamente. Sus sueños siempre trataban de su curación frente al Enecu. Todo iba bien hasta que unos labios fríos la besaron en la frente y despertó.
- Tranquila, soy yo - dijo Allan a su somnolienta hermana
- ¿Que haces aquí? - le dijo, restregándose los ojos
- solo quiero una muestra - le dijo mostrándola una jeringuilla. Elena miró la aguja y extendió el brazo, suspirando - ahora que tenemos le laboratorio del doctor Varith tal vez pueda... -
- Hermano, no hay cura - le dijo cansada ya de tantos intentos fallidos. Ni siquiera sintió el pinchazo por lo acostumbrada que estaba.
- Sí la hay. Para todo hay cura, espera y verás -
- me temo que la espera debe ser breve... - tosió.
Allan ayudó a su hermana con unos ligeros golpes en la espalda que la calmó.
- Allan... No puedo aguantar más... - Lloró en un sin fin de lágrimas de sangre. Su hermano la abrazó, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por ella.

 El doctor Varith, tecleaba en su ordenador, completamente a oscuras de todo lo demás. Leía sin descanso las anotaciones de Allan, tras probar uno de sus compuestos y lograr que al menos el muerto se enderezase. Pero comenzó a deshacerse, eviscerado sin que el doctor pudiera hacer nada.
- ¿como ha podido conseguir algo antes que yo? - se preguntaba mientras que seguía tecleando, impartiendo sus propias teorías. Entonces se topó con la carpeta del Enecu y se quedó mirando a la pantalla largo rato, sin decir ni hacer nada, hasta que sonó la alarma de su reloj de pulsera. Salió de su ensimismamiento, pronto llegaría su ayudante.
Tecleó la contraseña:
- E-M-E-L-L-I-A-N  H-A-S-S-H-E-N -
Enseguida la pantalla reveló todos los archivos referentes al Enecu y muchas teorías sobre lo que era es cambio genético que acarreaba. Entonces apareció una foto de un diplomado muchacho de pelo negro, junto a un joven y extrovertido Varith.
El doctor sintió pena, un pesar infinito que le seguiría toda su vida por sus crímenes... Y mas ahora que contaba con la ayuda de una mente privilegiada como lo fue su mejor amigo.
- Emell... Espero que tu hijo no sea tan estúpido como lo fuiste tú... Aunque sus teorías son como las tuyas... Que pena que no aya muerto como predije... - golpeó el teclado - Podría haber sido mi cura... Tenia la cura en mis manos pensando que agravaba el Enecu ¡¡malgasté el antídoto en tu puto hijo!! -
Todo quedó en silencio y el ordenador, así como las máquinas que comprobaban todas las muestras se pararon.
- Un apagón... Lo que faltaba... - Se levantó de la silla.
Comenzó a sacar las muestras que habían sido enganchadas por los distintos brazos mecánicos parados. Dejó las muestras en sus respectivos sitios, excepto una última que se le cayó al suelo. Estaba siendo presa de temblores.
- ¿Doctor? - Dijo Allan, recién abriendo la puerta. - No esperaba encontrarle aquí... -
- Es igual yo me voy, espero que esta vez logres algo - Alzó la cabeza, con aires de superioridad, ocultando su debilidad. Salió de allí, dando un duro golpe con la puerta. Allan estaba comenzando a dudar de la cordura del doctor. Vio que le sería imposible seguir con sus experimentos si no volvía la luz, pero lo que en verdad le preocupaba era el hecho de que el generador no llegase al laboratorio, solo a aquel laboratorio. Otro de los inconvenientes que haría bien en apuntar, y así lo hizo.
Estuvo todo el día, hasta el anochecer en su puesto de trabajo, analizando la muestra de sangre de su hermana y buscando algo para erradicar la enfermedad, así como fomentar el experimento de Varith; solo salió un momento tras echar un vistazo a las muestras y ver como volvía la luz.
Se estiró, viendo como el sol desaparecía entre los tejados de las casas. No se daba por vencido, encontraría de algún modo de detener la degeneración del cuerpo y devolver a las células a sus funciones vitales.
- Vamos allá - se dijo volviendo al C-R tras estirar las piernas un rato.
Lo primero que hizo fue sentarse en el ordenador y encenderlo de nuevo Tardó un rato en iniciarse, restaurando la sesión anterior, antes del apagón. Le dio tiempo a analizar un compuesto más antes de sentarse frente al monitor; había algo extraño en el ambiente y no sabía de que se trataba pero si era alguna fuga química estaba en peligro. Buscó por todo el laboratorio pero no encontró nada, lo único que halló fue un rastro mínimo de sangre por el suelo; pero imaginó que sería de algo referido con el doctor ya que uno de los compuestos que preparó ayer habían desaparecido. Por suerte le quedaba el otro.
- Tal vez sean cosas mías - se dijo y se sentó finalmente, tecleando. Entonces se quedó paralizado. ¿Que más podía sacar en claro sin la bacteria del doctor?, no sabía como continuar. Se apoyó sobre los codos en el escritorio y miró fijamente a la pantalla.
Aburrido, abrió la carpeta referida al Enecu para probar posibles contraseñas de nuevo; pero no le hizo falta, los archivos estaban disponibles para él. Sorprendido comenzó a leer.

No muy lejos de allí, Elena esperaba impaciente a que le trajesen la apestosa cena de hospital. Ese día tenía hambre. Esperaba que fuese bueno, ella nunca había tenido tanta hambre. Y por fín llegó, una enfermera pasó la puerta con una bandeja previamente tapada con un papel colgando por uno de los lados indicando para quien era.
Nada más recibirla se dispuso a cenar en silencio y se le vino el mundo encima. Se llevó las manos a la cabeza, tirando la bandeja. Le dolía, su cabeza parecía a punto de estallar. El electrocardiograma comenzó a acelerar mientras ella agonizaba y lloraba viendo su final. Los médicos fueron alertados, acudieron casi al instante del inicio del ataque; pero fue demasiado tarde, la vitalidad de Elena se apagó sin remedio, llamando a su hermano con su último aliento.

- Padre... - Murmuró Allan sin dar crédito a lo que veía. Varias tiras periodísticas con información sobre los primeros brotes de Enecu y la investigación policial que se llevó a cabo:

"Emellian Hasshen promueve una fórmula en la cura contra el cancer, Del todo seguro será un rotundo fracaso"

"El compañero del doctor Emellian Hasshen, el investigador Druguer Varith denuncia la poca seguridad de cara a la eficacia del doctor"

"Experimentación en animales ... Experimentación en seres humanos voluntarios ... Experimentación en enfermos todo demuestra que por fin habrá cura absoluta"

"Druguer Varith revela ante la prensa que el Enecu no es una cura sino una enfermedad masiva"

- Mas tarde supieron que así era pero no quedó nadie para fomentar una cura - se dijo a si mismo - Maldita sea padre, tu mismo fuiste... Tu mismo me infectaste ¿como? - Aun tenía demasiadas preguntas que responder.
Siguió indagando, descubriendo que la fórmula del Dr. Varith, la que tan famoso le hizo más tarde por erradicar cualquier tipo de cancer, era una variante del Enecu que afecta a unas pocas familias. Lo normal era salir inmune a ello, pero la cepa se desarrolló por culpa de Emellian, su padre, y por las fotos que había en el ordenador, era un gran amigo del Doctor.
Así fue como se distribuyó tanto el Enecu, así era por lo que había unos pocos brotes. Era un cáncer nutrido por otros canceres, pero si no se saciaba, se hacía con el cuerpo del portador, tal como les había ocurrido a él y a su hermana. No podía rendirse, en aquellos archivos debía ocultar el doctor la cura que lo salvó a él.
Encontró una grabación donde aparecía ese mismo laboratorio, en el que se encontraba en aquellos momentos, el C-R. Apareció Emellian y adaptó la cámara con nerviosismo.
- "Antes de nada quisiera pedir perdón a todas aquellas familias a las que traté con la cepa inicial Enecu" - decía en la grabación. Su padre parecía cansado y enfermo - "Hemos descubierto que las células Eucum lo absorben todo, absolutamente todo, hasta la vida de los pacientes" - Una lágrima de sangre recorrió la mejilla de Emellian y Allan se acercó al monitor sin dar crédito a lo que veía - "Es una enfermedad imparable que no solo se aloja en el cuerpo del sujeto, sino a su descendencia" - Emellian golpeó la mesa en la que Allan se apoyaba en esos instantes. Todo quedó en silencio unos instantes - "No se como parar esto pero sí como ralentizarlo y dejo constancia de ello, Varith amigo mio, sé que lograrás salvarte con esta pequeña ayuda" - Allan apuntó una serie de formulaciones y tratamientos que su padre explicó paso a paso en la grabación - "Sinceramente, no sabía que esto ocurriría, sino no te hubiera involucrado. Lo siento mucho Varith. Dejo la medicina tal como querías. Debo cuidar de mi familia" - parecía tremendamente compungido, Allan no recordaba a su padre de esa manera; sino fuerte, sabio y si, ayudando a su familia por siempre. La sangre caía sobre el escritorio y finalmente apagó la cámara.
Allan no dijo nada, se quedó mirando la pantalla parpadeante largo tiempo, antes de decidirse a moverse, con una extraña sensación en su interior y un vacío tremendo.
Limpió gran parte del escritorio lleno de muestras y tubos de ensayo, tirando todo al suelo y por el desagüe. Hizo todo aquello de lo que dejó constancia su padre. Antes de nada debía salvar a su hermana.

Al anochecer Allan salió corriendo del C-R sin importar los protocolos de descontaminación ni cierre de puertas. Entró en el hospital en tropel, apartando todo aquello que se interpusiera en su camino y llegó a la habitación de su hermana, en la tercera planta. No estaba. Le dieron la mala noticia, su hermana había muerto. La cura resbaló de sus dedos, cayendo al suelo. La jeringuilla de cristal estalló en mil pedazos y el liquido azulado bañó los zapatos de Allan, al igual que sus lágrimas.

No llegó a tiempo...

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