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miércoles, 22 de mayo de 2013

Jeff the killer -Blood and Darkness III


(Fanfic Jeff the killer)



Capítulo 3 - No Mercy

Jeff se paseó por la casa de sus víctimas, tranquilamente  incluso chapoteando en los regueros de sangre que dejó la familia. Se sentó en el sofá manchando sus pantalones con las vísceras del padre y sonrió, tan macabramente como siempre.
Esperó algún sonido o quejido extraño, pero después de matar a la niña todo se había quedado en un silencio sepulcral.
- Odio cuando dejáis de hablarme, o de gritar en tal caso - dijo al cadáver eviscerado, alzando una mano para quitarle importancia al asunto - Es igual, Que tengas buenas noches "padre" - rió, sacando de su bolsillo el trozo negro que usaba para poder hacer descansar sus ojos. Pensó en lo bien que se encontraba cuando la fina tela rozaba sus globos oculares y suspiró recordando el fatídico accidente.
No deseó en ninguna ocasión que no hubiese ocurrido todo aquello, ni siquiera de que por su culpa se llevasen a Liu a la cárcel. Solo maldecía a Randy, por todo lo que había sufrido, pero ahora Jeff era como debía ser gracias a él. Ahora era Jeff el asesino y el rostro que le había otorgado aquel bastardo y sus compañeros era perfecto. Sonrió una vez mas, ensanchando un poco sus talladas mejillas antes de dormirse profundamente.

Comenzó a soñar al instante, una extraña pesadilla en la que corría por una gran casa en ruinas sin rumbo fijo.
 No sabía lo que buscaba exactamente, solo entendía que debía encontrar algo importante y no tenía noción del lugar exacto en el que se encontraba. Subió unas escaleras pero siguió en el mismo piso, las subió de nuevo y no hubo cambio alguno.
- ¡¿Que demonios pasa?! - gritó intentando correr, escaleras arriba de nuevo, con su cuchillo en la mano. Entonces comenzó a escuchar un sonido extraño, como el oleaje del mar, por lo que se quedó quieto en mitad de aquella escalera interminable y una inmensa ola se lo llevó por delante desde el piso de arriba sin que pudiera siquiera preverlo. Se golpeó la espalda contra una de las paredes desvencijadas y corroídas por la humedad y el paso de los años. Sintió un inmenso dolor por todo el cuerpo y se quedó sin respiración. Una fuerte explosión hizo temblar todo el piso en el que se encontraba e intentó luchar con todas sus fuerzas, pero al cabo de un momento todo cuando había a su alrededor eran llamas que le hacían arder por completo.
Escuchó un grito que le hizo despertarse de golpe.
- ¿que...Que...? - Tartamudeó una joven muchacha de cabello dorado al ver la masacre desde la puerta de entrada. Mantenía las llaves del hogar en la mano, aunque temblorosa y una pequeña mochila a su espalda. - ¿Her-hermanita?, ¿Susy?, AAAAAAHH!! - gritó de nuevo al confirmar que aquellos cuerpos que veía desde el descansillo eran los de su pequeña hermanita y el de su madre
- !Oh!, vaya, creo que me he dejado a alguien con vida... - dijo Jeff poniéndose cómodo de nuevo en el sofá, aun sin apartar de sus ojos la endeble tira de tela negra -
- ¿quien... Quien eres? - tembló la chica entrando en el salón como una idiota en busca del peligro. Al ver a su padre eviscerado no pudo reprimir otro grito, ni llevarse las manos al rostro, temblando de miedo.
- ssssh! - Jeff se llevó un dedo a los labios para que callase - como ves he tenido una noche muy ajetreada jajajajajaja No grites de nu... - la chica gritó al verlo sentado tranquilamente en el sofá, sobre las vísceras del padre. - ains... Mira que te he avisado... - se llevó una mano a la cabeza, agarrando el trozo de tela y poco a poco fue descubriendo su rostro completo - Ahora tendré que matarte je,je - añadió complaciente mientras se levantaba y se interponía en un posible camino de huida hacia calle - ¿que prefieres?, ¿correr o ponerme las cosas fáciles? -
La chica salió corriendo por el pasillo, antes incluso de que Jeff pudiera terminar de preguntar. El asesino rió, sacando ambos cuchillos de sus bolsillos - ¡¡¡1,2,3 escóndete que te encontraré!!! - jugó con su víctima, arañando ambas paredes del pasillo con las hojas de los cuchillos, creando un camino sanguinolento en ellas.
La joven muchacha se encerró en el mismo cuarto de Susy, su hermana pequeña. Hizo una barricada con la pequeña mesa de la niña, entre otros muebles que agradecía que estuvieran ahí, Justo en el momento que Jeff dio un golpazo contra la puerta, asustándola sobremanera. La joven comenzó a llorar y a temblar en medio del cuarto sin saber muy bien lo que hacer. Se quitó la mochila, apoyándose contra un enorme baúl que había a los pies de la cama y comenzó a registra el contenido con la mayor rapidez que le otorgaba sus temblorosas manos hasta encontrar su móvil. Llamó a emergencias, con el corazón a mil y la mente centrada en que no tendría oportunidad de huir de allí, que moriría como el resto de su familia. Cuando por fin atendieron a su llamada apenas podía articular palabra, simplemente gritó:
- ¡¡ Ayúdenme, han matado a mi familia y yo...!! -
- tranquilícese por favor - rogaron a través del aparato, los únicos que podrían salvarla.
- qu-que hay un asesino en mi casa, por favor Necesito ayuda!! No se cuanto tiempo podré...
- chica mala, así no podré divertirme... - Jeff miró a la chica desde arriba, tumbado en la cama tranquilamente y le arrebató el móvil para poder hablar él a los operantes. - nada, nada, aquí solo estamos teniendo una agradable fiesta jajajajajajajajaja - Tras decir eso colgó y estampó el aparato contra una de las paredes.
La chica se alejó de la cama nada mas ver su malévola sonrisa, arrastrándose por el suelo hasta la barricada de trastos amontonados en la puerta
- Tendré que darte otra oportunidad... - Suspiró el asesino jugando con el cuchillo entre sus manos, sin moverse de la cama - La próxima vez recuerda que existen las ventanas - rió malévolamente y alzó el arma - ¡Vamos!, ¡¡¡1,2,3, escóndete que te encontraré!!!
Todo quedó en silencio. Lo único que se escuchó en ese momento era el respirar asustadizo de la muchacha y su llanto. Jeff gruñó, antes de levantarse y amenazar a la chica con el cuchillo sobre su fino y delicado cuello.
- ¿eres sorda o que...? - Ladeó la cabeza mientras arañaba la piel de la muchacha con su arma - ¡¡Que vuelvas a esconderte!! - dio patadas a todo aquello que obstaculizaba la puerta del cuarto para apartarlo - ¡¡corre o te encontraré, corre o te encontraré, CORRE O TE ENCONTRARÉ!!
El ataque de locura de Jeff hizo reaccionar a la muchacha que salió corriendo de nuevo al pasillo. Para desgracia de ella, el asesino había pensado en todo y atrancó la puerta que daba a la calle.
- no por favor... - golpeó la puerta, dejándose caer al suelo sin poder parar de llorar del puro terror. Cuando vio a Jeff acercándose de nuevo, lamiendo su cuchillo de manera macabra, se levantó de golpe y fue por el salón evitándole a él para pasar por otra ante sala con un enorme piano de cola - No es humano!! - exclamó corriendo y abriendo la puerta que daría al pasillo de nuevo. Miró a ambos lados, cerciorándose de que le había seguido por el salón y así tener una posibilidad de acceder a otra habitación, pero ¿Donde podría esconderse de tal monstruo?
- Te encontré!! - el cuchillo de Jeff centelleó con la claridad de la mañana, por encima de la muchacha, acabando por cortar la carne de la muchacha a partir de su hombro. La chica huyó mal herida, dando gracias de que el pasillo fuese interminable en ese momento. Jeff limpió su arma en la manga de su sudadera, indiferente a todo y siguió con la caza.
- esto está siendo muy divertido ¿verdad? - rió, pero se dio cuenta de que la chica había desaparecido de repente. - ¡¡Así me gusta!! buenos trucos para un buen juego...
Buscó en cada una de las habitaciones, mirando en los armarios, debajo de las camas, debajo de las mesas y en cualquier posible escondite para la joven, pero no logró dar con ella.
- Ahora si te has escondido bien... - se rascó la mejilla con la punta de su afilado cuchillo, volviendo al pasillo. Recayó en un pequeño reguero de sangre que no pertenecía a su masacre y que acababa justo en el centro de aquel lugar. Un poco extrañado por aquello, miró hacia el techo y sonrió aún más si podía. Desde allí se veía una fina cuerda que colgaba del techo dando la posibilidad de llegar a la entrada de una guardilla.
- Que lista, que lista... - Saltó para agarrar el cordel y tiró con fuerza hasta desplegar la escalera que le lleva´ria hasta su victima.
La joven se ocultó detrás de una serie de trastos de allí arriba, intentando aplacar su llanto levándose ambas manos al rostro y meciéndose dolorosamente. Al principio su mente siquiera reaccionó pero ahora era un cumulo de pensamientos erráticos que terminaban por darla la razón en cuanto a que estaba perdida. Comenzó a recordar la agradable visita que había echo a su chico y cuánto deseaba abrazarle en aquel momento. Deseó no haber vuelto a casa y dejar que los acontecimientos solo recayesen en los demás miembros de su familia, de manera cobarde, pero no pudo evitar desear aquella barbaridad para poder salvar su propio pellejo.
Viendo que el asesino no daba con ella, salió de entre los trastos y rebuscó con cuidado entre ellos, algo que le sirviese de arma; pero justo la luz del pasillo de abajo iluminó gran parte de la asquerosa guardilla olvidada. Jeff la había encontrado finalmente. Se escondió de nuevo y esperó, respirando hondamente para tranquilizarse. Quería sobrevivir a aquella pesadilla.
Jeff subió la escalera con rapidez y se asomó sonriente.
- Buen escondite, pero te encontraré ¿No tienes sueño? - comenzó a recorrer la guardilla sin siquiera acercarse a la chica. Dejó que el silencio volviese a envolverle antes de tirar una caja al suelo para ver si la joven se alertaba. No consiguió nada, ni el más mínimo susurro. - Aprendes rápido ¿verdad?, bueno... Se que estás aquí... No se porque no me hiciste caso y utilizaste las ventanas para escapar, esto ha sido un poco idiota por tu parte.
La chica chasqueó la lengua con fastidio, desde luego hubiera sido lo más sensato. Jeff se acercó cada vez más a ella sin percatarse y se giró pensando en que no podría ocultarse tras la avalancha de trastos viejos. La muchacha aprovechó para levantarse y golpearle con todas sus fuerzas en la cabeza con un viejo Hierro para chimeneas.
Jeff al suelo sobre sus manos, torciendo el gesto a causa del dolor.
- ¡¡Maldita...!! - exclamó, clavando la mirada en ella, quien volvió a golpearle, esta vez en la espalda. Se deshizo del hierro e intentó escapar de allí, pero Jeff la agarró por el tobillo y la tiró al suelo, clavando el cuchillo en una de sus piernas. La chica gritó de dolor, arañando el suelo hasta hacerse daño para intentar escapar de su opresor.
- El juego terminó - dijo el asesino logrando sujetar a su presa por la espalda. Sacudió la cabeza para lograr que la sangre de la brecha que le había hecho la chica en la cabeza no cayese sobre sus ojos carentes de parpados - No debiste hacer eso...
Antes de que la chica pudiera gritar de nuevo, Jeff la cortó el cuello y dejó que se removiese en el suelo en busca de aliento que se mezclaba con su propia sangre, haciendo que se atragantase. - Ya todo pasó, ahora duerme, cuidaré de tus sueños hasta que se haga el silencio - rió mientras veía tranquilamente como la vida de la chica abandonaba su cuerpo tras unas leves convulsiones. No se sintió satisfecho después de todo, aquella chica le había puesto las cosas "algo" difíciles finalmente, como si tuviese esperanzas de poder sobrevivir. Se agachó ante su cadáver y la agarró del pelo, aun riendo como un histérico, disfrutando del color de la sangre que caía aún del cuello casi cercenado de la chica.
- No es lo mismo pero te has merecido una linda sonrisa - dijo cortando con su cuchillo desde las comisuras de los labios de la muchacha, hacia sus mejillas, tal como se hizo a si mismo en un pasado cercano. Cuando terminó todo era silencio, como siempre y suspiró dejando caer a la muerta de nuevo.
Al bajar las escaleras se limpió el rostro pues la sangre de su cabeza manaba con rapidez, aunque su aspecto no daba a conocer que fuese él quien estaba herido, sino el artífice de aquella matanza y de muchas otras. Llegó el momento de salir de aquel sitio y volver a las inmediaciones del bosque. Caminó tranquilo, guardando sus cuchillos tras limpiarlos en su ya destartalada sudadera y abrió la puerta de la calle distraído.
- ¡No te muevas! - le gritaron una vez fuera.
- ¿Que demonios...? - exclamó sorprendido. Estaba rodeado, completamente atrapado por policías y coches patrulla. - Mierda... - Entró de nuevo en la casa, corriendo por el pasillo al mismo tiempo que los policías se apresuraban a darle caza, horrorizados por la brutal agonía que marcaba cada rincón de la casa. Dispararon a Jeff en su carrera por el pasillo hasta que saltó por la ventana, haciéndola añicos, huyendo por la parte de atrás. 
Un policía le apuntó justo en el momento en el que iba a saltar las vallas del patio trasero y disparó sin piedad al asesino.
El cuerpo de Jeff se contorsionó hacia atrás cuando la bala penetró en su espalda hasta salir por su pecho. Miró hacia atrás, escupiendo sangre antes de dejarse caer al suelo.

jueves, 2 de mayo de 2013

Jeff the killer - Blood and Darkness II

(Fanfic Jeff the killer)



Capitulo 2 - Dark Smile


Jeff se encaramó al cerco de una ventana y la abrió entre suspiros.
Después de buscar un posible camino a seguir tras quedarse sin su adorada arma, terminó en aquella calle, aquel vecindario desolado del cual todos querían huir y evitar.
El patio de atrás de la casa estaba tal y como él lo recordaba, por muchas cintas amarillas que le pusieran alrededor de la cerca, seguían persistiendo las mismas malas hierbas y cardos de siempre. Nunca llegaron a arreglarlo del todo, pero ahora que lo veía todo con otros ojos, le encantaban aquellas nimiedades.
Jeff había entrado con total impunidad en su anterior hogar, allí donde mató a la únicos familiares que tenía, pese a las advertencias policiales. "Crime scene - Do not cross" soltó una carcajada al observarlo desde la ventana de su cuarto, toda la casa estaba precintada. Que cómico se veía desde allí arriba.
Para él todo era como ir a un circo, un lugar en el que recordar las mejores experiencias que le habían llevado a ser quien era ahora. Su amplia sonrisa lo confirmaba. No era un maníaco homicida ni mucho menos, él era hermoso.
Se paró justo frente al espejo del cuarto de baño, sonriente a más no poder. El suelo estaba pegajoso y al recaer en ello no pudo reprimir una carcajada. La sangre, mezclada con el moho del techo y las humedades, revivieron en su mente el recuerdo de aquella noche, cuando el cuchillo le marcó de por vida a él a su madre, su padre y a Liu...
- Mi cuchillo - Dijo recayendo en su principal búsqueda. Bajó las escaleras directo hacia la cocina. Montó un gran alboroto tirando los cajones, con toda la cubertería, por el suelo, abriendo todos los cajones en busca de una nueva arma. No fue fácil pero los encontró. Dos armas perfectas, como la que él tenía con anterioridad. Suspiró aliviado y se guardó ambos cuchillos en los bolsillos de la sudadera. Una vez completados sus objetivos, la mente de Jeff dio un vuelco. Volvía a estar en casa y no se había dado cuenta hasta ese momento, o simplemente lo negó hasta entonces.
Se miró las manos tembloroso y luego se las llevó a la cabeza. Cayó de rodillas al suelo. Estaba solo en aquel maldito mundo que tanto mal le había causado, ahora ni siquiera podía llevarse un bocado en condiciones a la boca, no era nadie, para ninguno de los que aún no descansaban en paz.
Las lágrimas resbalaron por su rostro colándose por los recovecos de sus mejillas.
- ¿Por que... Por que no puedo descansar...? - se dijo entre sollozos - ¿Que más me espera...? -

Estuvo así largo rato, meditando si podía entre su dolor y la amargura. Pero finalmente lo comprendió, no necesitaba a nadie. Sacó uno de los cuchillos e hizo que la luz del mediodía iluminase la hoja. Sonrió de nuevo y se levantó lentamente.
- No puedo dormir aún, tengo que hacer que los demás descansen por mi - rió - tengo que llevarles con Liu, él estará solo si no le llevo amigos, no puede, él ahora es feliz -
Subió de nuevo las escaleras recorriendo con la mirada toda la casa polvorienta. ¿Cómo podía cambiar una fachada entera en unos cuantos meses?, no daba crédito, pero así fue. Aunque hubo algo que había cambiado más bien poco.
Avanzó hacia el cuarto de sus padres. Aquello apestaba, pero se sintió atraído hacia el escenario de la matanza.
Los cuerpos ya no estaban, se sintió decepcionado por un momento, aunque tampoco esperaba encontrar a sus padres de nuevo. Estaba solo, podía asumirlo de una vez por todas.
Se sentó con descaro en la cama y observó el dibujo de las salpicaduras de sangre por las paredes, la colcha, el techo y por el suelo, para él era algo hermoso. Y el momento fue aun mejor según lo recordaba:

Los disparos de esa noche alertaron al hermano de Jeff, el cual dio un brinco en la cama mirando a su alrededor. Allí no había nada.
- Habrán matado otro gato... - se dijo, recordando la poca paciencia que tenía la gente cuando esos animales estaban en celo y sus estridentes maullidos volvían loco a cualquiera. Se recostó, tapándose con las mantas hasta el cuello, al instante volvió a sentirse en paz e intentó conciliar el sueño; pero la puerta de su cuarto chirrió y la luz que entraba desde el pasillo dibujó en el suelo una horrenda figura chorreante. Liu escuchó una macabra carcajada que le obligó a volver a incorporarse.
Jeff saltó sobre él como un depredador, tapando la boca de su hermano para que no gritase.
- sssssshh! - le dijo, mostrándole el cuchillo que había asesinado a sus padres. - Liu... Tu seguro que me entiendes... -
La sangre de sus mejillas bañaron el rostro de su hermano. Liu comenzó a temblar. El miedo hizo que las lágrimas rodaran con la sangre de Jeff. El asesino agachó la mirada, apesadumbrado.
- veo que no, nadie lo entiende - Todo se quedó en un infinito silencio, solo roto por la respiración de ambos. Jeff odiaba el silencio, todo iba mal en la oscuridad de la noche cuando había silencio.
- Hermano... - comenzó a reír como un psicópata - Liu, Liu, Liu... Aún no te he preguntado cómo era el lugar al que te llevaron por mi culpa - Le miró a los ojos - Seguro que fue un verdadero infierno... Como lo es este mundo -
Jeff esperó alguna respuesta por parte de Liu, este se la concedió con un asentimiento de cabeza e intentó desasirse, pero no lo consiguió, Jeff ya no era Jeff. La sonrisa oscura que llenaba de terror la mente de Liu era respuesta suficiente para lo que iba a pasarle.
- Liu... Te voy a sacar de este infierno... - Alzó el cuchillo sobre el pecho de su hermano - Ahora solo cierra los ojos... 

Go to sleep...

Jeff contempló la habitación de su hermano desde el cerco de la puerta, reviviendo las imágenes de la matanza. Ahora todo estaba vacío. Sobraba el olor a humanidad por toda la casa. Pensó en todos aquellos que debieron pisar su casa al irse él al bosque y frunció el ceño. Volvió a su cuarto lentamente, como escuchando una caja de música, una agradable melodía que llamase su atención. Pero no era nada de eso, lo que sentía y escuchaba eran sus recuerdos, el placer del trabajo bien hecho.
Pasó la mano por la mesilla de noche, quitando el polvo de los meses pasados. Se recostó en la cama pensativo, queriendo hacer feliz a más familias como la suya, tan felices como lo era él ahora. Por siempre. No pensó que se quedaría dormido de aquella manera y en aquel lugar.
Se despertó bien entrada la noche. Era agradable no sentir por una vez el frío en sus huesos ni caerse de un árbol y despertarse en su mullida cama.
Alzó los brazos entre bostezos y se levantó de un salto, decidió replantearse el echo de que podía volver a casa sin problemas y así contar con un techo en el que resguardarse. Tampoco es que tuviese muchos vecinos que se alertaran de que él había vuelto.
Abrió la ventana y observó el desértico barrio. Nada hubiese ocurrido si hubiera estado tan tranquilo desde que él y su familia llegaron allí.
- ¿Que...? - Sacó medio cuerpo por la ventana para ver mejor - Bien... - Sonrió con malicia ante lo que veía.
A lo lejos había luces. Debía liberar a esas pobres personas de su penitencia, debía ayudarles a descansar.
Salió por la ventana y se escondió por los callejones hacia su objetivo.

Siempre es bueno que una madre lea un cuento a sus hijos antes de dormir, eso es lo que se repetía la madre se Susy, pequeña niña de cinco años que ya estaba preparada para descansar. Pero la pequeña seguía insistiendo para que su madre prosiguiera el relato que tenía en sus manos y así viajar por el mundo de los cuentos.
- No mas, a dormir que ya es muy tarde cariño - dijo la madre cerrando el libro y dejándolo sobre la cómoda. Se acercó a su hija y la besó en la frente tras arroparla bien. La pequeña refunfuñó, pero cuando su madre apagó la luz decidió cerrar los ojos tranquilamente.
El mundo de los sueños era tranquilo y Susy pudo jugar con un montón de muñecos que reían y cantaban en cuanto ella se movía por la nada. Parecía ser ella una muñeca a la que utilizaban, mas no importaba, era feliz, aunque la risa de uno de sus nuevos muñecos era aterradora...
Abrió los ojos despacio y persistía el sonido de las carcajadas.
- ¿mami? - Dijo a la oscuridad. Por suerte veía algo de luz proveniente del pasillo desde la puerta y pudo caminar hasta ella. Una vez en el pasillo volvió a llamar a su madre, pero no hubo respuesta por lo que exclamó a su padre por si era él quien reía.
Siguió caminando por el pasillo, agarrada a su osito de peluche.
Encontró a su madre tirada en el suelo junto a su teléfono móvil, con el cuerpo sobresaliendo desde el cuarto de baño.
- ¿mami? - repitió poniéndose de cuclillas y acariciando el rostro de su madre como hacía ella para despertarla. Sus manos se tiñeron del rojo carmín de la sangre de su madre. - ¿Mami? - la meció un poco - Mami, mancha ¿mami? -
Un cuchillo ensangrentado asomó por el cerco de la puerta del salón.
- Tu mamá está durmiendo... Tu papá está durmiendo... ¿Tu no duermes? - Preguntó Jeff, escondiendo su rostro entre las sombras de su capucha. Estaba todo cubierto de sangre, había sacado las tripas del padre y ahora el salón era un campo de vísceras del hombre sin vida. Pero la inocencia de la niña no la dejaba comprender el significado de aquello.
- No, quería reír - respondió, sorprendiendo al asesino - quiero sentirme bien y peluchón también - Se acercó hasta Jeff y alzó su osito de peluche - mira, es mi amigo, quiero reír como papa y mama -
Jeff soltó una sonora carcajada y el cuchillo comenzó a atravesar el peluche con ansia. La niña se apartó asustada, dejando a su "amigo" clavado en el arma de Jeff.
- ¿Queréis jugar...? - Dijo simulando tener una pistola con la otra mano y señaló a la niña - Pium, pium... Oh! que lástima... Has muerto... - Ladeó la cabeza de tal forma que las luces del pasillo comenzaron a alumbrar su rostro sádico y sonriente como la de un payaso. Comenzó a cantar acercándose a la niña:

"Puedo oír tus pasos...
Al correr en cada cuarto...

puedo oír el eco...
del temblor de tus jadeos...

Corre voy por ti...
ve a esconderte...
Corre voy por ti...
ve a esconderte...

corre o te encontraré..."

La niña estaba tan asustada que tropezó con el propio cadáver de su madre al retroceder.
- ¿Que... Vienes al bosque...? - tendió una mano a la niña, que no podía ni moverse del miedo. - ¡¡Que así sea!! - exclamó Jeff esgrimiendo su cuchillo una y otra vez sobre el estómago de la niña mientras reía como el lunático que era.