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domingo, 7 de julio de 2013

Jeff the killer - Blood and Darkness IV

(fanfic Jeff the killer)




Capitulo 4 - Insanity Song

El vecindario descansaba tranquilo. El sol se ponía en el horizonte, con los colores de la muerte que teñían el final del atardecer. Hubiese sido un día hermoso de no ser por las nubes que indicaban la llegada de la tormenta. Parecía increíble que no lloviera durante la mañana, aunque era una desgracia para algunos el hecho de que se pusiera a llover en ese momento. Cuando menos lo necesitaba el joven asesino, las calles se llenaron de charcos que dificultaban su camino y se mezclaban con el reguero carmesí que dejaba a su paso. Jeff respiró con dificultad, apoyándose en un muro de ladrillo mientras trataba de seguir huyendo por las callejuelas, llevando en una sola mano ambos cuchillos que ahora le acompañaban fielmente, mientras que con la otra intentaba taponar la herida de su pecho. Pero no podía evitar desangrarse por la herida de su espalda. 
Se escondió en un callejón sin salida, cayendo por culpa del agotamiento a la entrada de un edificio mugriento y maloliente. Aun en el suelo, se replanteaba todo lo que había ocurrido y de la suerte que estaba teniendo en esos momentos por llegar hasta allí al menos, lejos de los policías. Se puso a llover mientras lo rememoraba: Justo en el momento que cayó, tras saltar la valla, Rodó por el suelo sin poder evitarlo, derrapando por la pendiente que había detrás de la casa donde había cometido sus crímenes más recientes. Consiguió levantarse, sin apenas aliento, la bala le había perforado uno de sus pulmones lo más seguro. Aun así no podía quedarse parado en ese momento.
La sangre brotaba de su boca y sus heridas a un ritmo alarmante. Se llevó una mano al pecho profiriendo un gruñido de puro dolor, que le obligó a toser. Ni siquiera le dio tiempo a restregarse el rostro con la manga de su sudadera ensangrentada, cuando vio a lo lejos como los guardias se precipitaban a por él, saltando la cerca.
- Mierda... - Dijo nada mas verles, poniéndose en marcha con dificultad. Sentía que estaba perdido, veía su final en cualquier momento, incluso al doblar una esquina lejos del crimen. Paró a la penumbra de una callejuela, ocultándose en las sombras, con la espalda en la pared. No podía parar de jadear intentando recuperar el aire que no llegaba a sus pulmones. Escuchó una serie de pasos rápidos que se acercaban a su posición e instintivamente sacó uno de sus cuchillos dispuesto a matar de nuevo. En cuanto vio la sombra del extraño alzó el arma conteniendo el aliento y fue a bajarlo a la espalda de su victima, pero paró en seco. Un niño pasó feliz justo al lado de Jeff sin apenas percatarse del asesino y de lo apunto que estuvo de perder la vida. El cuchillo resbaló de manos de Jeff, cayendo al suelo con un fuerte ruido metálico sobre los adoquines. El pequeño se dio la vuelta al escuchar el sonido y el demente le miró con los ojos más abiertos si podía, con un sudor frío mezclado con sangre que bañaba su rostro marmóreo. Por suerte el niño no podía verle bien si no se acercaba y cuando este quiso acercarse, Jeff cogió el cuchillo y volvió a correr, alejándose del allí.
Escogió un mal camino desde luego. Nada mas salir de la callejuela se encontró con dos de los guardias que le perseguían.
- ¡Alto! - gritó uno de ellos reconociéndole al instante. Jeff dio media vuelta justo cuando ambos policías abrieron fuego contra él de nuevo y pudo servirse de las paredes para librarse de las balas. Jadeó de nuevo, sacando ambos cuchillos esta vez, con una sola mano. Estaba preparado para contraatacar cuando de repente su respiración se apagó, cayó al suelo de rodillas, agonizando con la cabeza hacia el cielo en busca de oxígeno. Luchaba por sobrevivir y, por si no fuera poco, sintió el frío metal de una pistola sobre su sien.
- te tengo, bastardo - dijo el policía haciendo una señal con la mano a su compañero. Jeff agonizó sin poder proferir ni siquiera un simple alarido de dolor - este tío está muerto ya - rió quien le tenía entre la vida y la muerte - desde luego tuviste buena puntería hermano -
- Her...Herma...Hermano... - consiguió decir Jeff tosiendo sangre en el suelo y logrando recuperar el aliento por fin. Se echó a reír.
- ¿de que te ríes demonio?, pagarás por tus críme... - Antes de que pudiese terminar la frase Jeff le golpeó en la mano con los mangos de ambos cuchillos, haciendo que el policía soltase el arma, y le agarró del cuello para hundir las afiladas hojas en el cuerpo de quien afirmó "atraparle". El otro agente disparó tantas veces como balas había en su recámara; por desgracia o por suerte para Jeff, ninguna de sus balas atravesó el cuerpo del asesino. Jeff se había puesto a cubierto detrás del cadáver del otro policía, dejando que su compañero le rematase a balazos. Cuando lo dejó caer rió a carcajadas y se puso cara a cara contra el policía.
- ¿eres quien me ha disparado?, - dijo escupiendo al suelo, al lado del cadáver - un gusto
conocerte...
- No...No,no... - el asustado guardia, sacó su porra para poder prepararse para lo peor, pero apartar la mirada de su atacante fue un gran error. Jeff saltó encima suya y le atravesó el cuello con todas sus fuerzas. En su último aliento, el agente consiguió darle con su arma en un costado, pero el frenesí de matar era mas fuerte en Jeff que el propio dolor en ese momento.
- Go...To... Sleep...

Así fue como terminó en aquel callejón sin salida, tirado en el suelo y presa del agotamiento mientras la lluvia pegaba su mata de pelo negro a sus destrozadas mejillas blanquecinas. Intentó cerrar los ojos, molesto por las gotas que le caían directamente, pero finalmente se vio obligado a yacer boca abajo si quería lograrlo.
Un gran charco de sangre se formó debajo suya, mezclándose con las lágrimas del cielo. No pudo evitar recordar al niño que había visto en su huida. El pelo castaño... Ojos grandes de color verde...
- Liu... - susurró el nombre de su hermano como si aquello fuese sus últimas palabras. Pero Jeff no pretendía rendirse, era más poderoso que la misma muerte, no podía quedarse allí tirado como un crío asustado. Hizo ademán de querer volver a levantarse, gritando de dolor mientras hincaba una rodilla en el suelo y se impulsaba con ambas manos, como si le pesase demasiado su propio cuerpo. Tras varios intentos logró ponerse en pie, tambaleante. Se giró dispuesto a proseguir con su carrera hacia ninguna parte. Nada más dar un paso resbaló, golpeándose contra la puerta del portal, de medio lado y agonizando.
- Tengo que... Seguir... - dijo intentándolo de nuevo, pero la puerta se abrió de golpe.
Por suerte no acabó en el frío suelo, sino que alguien evitó que cayese. Jeff alzó los cuchillos intentando protegerse y su salvador le soltó de golpe profiriendo un "oh dios mio". Al menos Jeff pudo ver su rostro, el cual se volvió sombrío y borroso antes de que el asesino se desmayase por completo.
Jeff apenas soñó con algo, o si lo hizo no lo recordó con exactitud; pero si sentía como alguien le arrastraba, como le llevaban a algún sitio, el cual no veía pese a tener los ojos eternamente abiertos. Luego dolor, un inmenso dolor que le recorrió todo el cuerpo. Estaba como en una especie de trance, flotando en un infinito abismo negro sin poder interactuar con la realidad.
- Que horrible... - escuchó cerca suya la voz fina y calmada de la fémina, mientras su dolor se apaciguaba por alguna razón. Tras aquello se desvanecieron las sensaciones que pudiera tener en ese momento, ya no sentía nada en absoluto y descansó, creyendo que no volvería a "abrir los ojos"; aunque logró despertar una vez más. Cuando su mente le dejó salir del abismo oscuro, se encontró con que descansaba en una
cómoda cama, en una habitación decorada por un millar de posters de grupos de música de todo tipo por sus paredes y un armario lleno de fotografías colgadas de sus puertas.
- ¿Que... Mierda es... Esta...? -exclamó al mirar a su alrededor, notando algo extraño adherido al rostro. Al parecer su eterna sonrisa había sido tapada por gasas y esparadrapo, un vendaje poco elaborado, pero efectivo. También recayó en que no llevaba su sudadera puesta, sino que unas vendas le recorrían el torso, un poco ensangrentadas por su herida de bala.
La única ventana del cuarto le advirtió que ya era de noche y quiso incorporarse para salir de allí, pero no logró su objetivo. Echó el rostro hacia atrás en la almohada y gritó de dolor.
- no te levantes - le advirtió aquella misma voz que habló cuando dormía, en la penumbra de aquel
cuarto. - No estás en condiciones de moverte -
- ¿eh? - Miró hacia el origen de aquella voz, que apareció ante él desde las sombras. Era la misma chica que vio antes de desmayarse, una muchacha de su misma edad, bastante guapa, con traje de lolita y el pelo negro hasta la cintura, acentuando unos grandes y bellos ojos azules. Parecía una perfecta muñeca viviente.
- Te han tenido que dar una buena paliza para dejarte el rostro así ¿Que te ha pasado? -
Preguntó la chica, pero Jeff no respondió, tan solo luchó por separar su espalda del colchón, sintiendo gran dolor. - tranquilo, tranquilo, aquí estás a salvo no necesitarás ni tus cuchillos para defenderte, cuidaré de ti -
- "una de dos... O piensa que soy idiota o es idiota..." - pensó jeff, gruñendo un poco por el dolor.
- venga, solo quiero ayudarte, no seas como un perrito asustado - sonrió la chica.
- ¿asustado yo...? - chasqueó la lengua - Creo que no tienes ni idea de quien soy...
- Un chico que no ha tenido mucha suerte - contestó la chica, quitándole los esparadrapos del tirón. Jeff apenas lo notó, pero si agradecía no llevar esa molestia más. - Siento no poder hacer más por ti, Mis padres han salido y nunca me he encontrado con... Con Una situación como la tuya, pero se ve que necesitabas ayuda urgentemente, he hecho todo lo que he podido -
- ¿a caso no soy hermoso? - dijo el joven asesino, mirando a la chica malévolamente. - ¿por que haces todo esto? -
- me gusta ayudar a la gente y pensé que sería peligroso que te dejase tirado en la calle con un disparo de bala y... Bueno, tan herido como estás, que la policía está buscando a un peligroso asesino por lo que he escuchado -
- ¿y no has pensado que has podido meter en tu casa a alguien peligroso? - sonrió de medio lado.
- bueno... Lo pensé pero... ¿La gente puede cambiar?, no ya enserio solo quiero ayudarte dime ¿que te pasó? -
- ¿quieres saberlo? - ensanchó aun más la sonrisa, causando un escalofrío en la muchacha. - yo solo ayudo al mundo... ¿Por que enfrentarse a las mentiras?, ¿no es mejor ir a dormir para siempre? Si... Para eso existo... No me ha pasado nada, completa desconocida, esta perfección que ves - se señaló a si mismo - lo hice yo mismo. Yo y los acontecimientos que me ha preparado el destino para ayudar a la gente como tu...
- ¿a-acontecimientos? - tartamudeó la lolita, sentándose cerca de Jeff.
- veo que no lo entiendes... Será divertido contar mi historia por una vez, sin que sea juzgado...
- se recostó en la cama - ¿cuando vuelve tu familia?
- dentro de unos días... - respondió un poco confusa por la repentina pregunta.
- perfecto hoy descansaré aquí, creo que no me queda otra -
- ¿de nada? - cada vez estaba mas confusa.
- ¿como te llamas? -
- Victoria Arata ¿y tu? -
- Jeff, Jeff el asesino... Te contaré... Mi historia... -

La noche se hizo larga, sobre todo para la joven Victoria, que no paraba de dar vueltas en la cama de sus padres, sin saber que hacer. Ahora se daba cuenta del error que había cometido dejando entrar a un completo desconocido en su propia casa; pero ella no era de esas personas que se asustaban con facilidad o que huían de lo peligroso, al contrario. Era demasiado solidaria como para dejar a Jeff en la calle por sus crímenes, es mas, se sentía especial ya que el asesino no la había matado.
- "puede que solo necesite que alguien le comprenda... O puede que solo sea un pringado que se hace llamar asesino y me ha mentido..." - pensó, poniendo la almohada sobre su cabeza para intentar conciliar el sueño. Ella no sabía que Jeff era altamente peligroso. En su casa carecían de televisión y apenas cogía un periódico como para saber lo que acontecía a su alrededor.
- "mañana, mañana todo cambiará" - se dijo cerrando los ojos y recordando todo lo que el asesino le había contado antes de que se durmiera. Jeff sonreía en todo momento mientras la relataba lo que le había pasado y eso se grabó plenamente en la mente de la muchacha. No era posible que alguien hubiese pasado por aquello que la contó, de como peleó contra unos matones por su hermano y que por ello se llevaron a su querido hermano Liu a la cárcel, de como esa misma pandilla dieron una paliza de muerte al asesino, prendiéndole fuego y todo, dejándole el rostro tal y como lo tenía en ese momento... Pero lo peor era lo que hizo después Jeff... Victoria no daba crédito. ¡Se quemó los párpados, tallándose la sonrisa y matando a su familia por mentirosos, según él!
- "está loco... Pero..." - victoria se quedó mirando al techo mientras se sumía en sus pensamientos, recordando lo que hizo cuando Jeff terminó de contar el origen de su "perfección". Le había abrazado. Abrazó a un supuesto asesino como si nada, pensando que era lo único que el chico necesitaba, ¿que la estaba pasando? - "¡nah! de seguro se metió en una pelea callejera y toda esa historia es una mentira, necesita a alguien a su lado..." - se dijo volviendo a girarse en posición fetal, intentando dormir. Por otro lado Jeff tampoco podía conciliar el sueño. Se quedó mirando hacia la ventana con una extraña expresión en su rostro. Se sentía extrañamente raro y no era por sus heridas sino por la chica... ¿Por que tenía tanto afecto hacia él?, ¿por que era tan amable sabiendo que era un asesino?
La joven lolita había calado bien hondo en su alma por el simple hecho de que creía que le comprendía y respetó su historia sin llamarle loco. Se acordó de un cuento que le leyó su madre cuando era pequeño y sonrió. Desde luego siempre había una chica que cambiaba el destino de las cosas. Una mujer que aparecía de la nada y que se volvía protagonista junto al verdadero personaje... ¿Estaba enamorado?
- Que bonito todo... - Susurró logrando incorporarse de la cama, con una mirada asesina hacia la puerta - Una pena que esto no sea un cuento de hadas - sonrió sobremanera mientras se levantaba con cuidado y tarareó su canción:
- Corre o te encontraré... - caminó hacia la puerta mientras se relamía pensando en la sangre que iba a derramar esa noche, como el asesino que era y siempre sería. Con o sin alguien a su lado.