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jueves, 9 de agosto de 2012

Dificultades en tierra baldía I

- Para mi es un honor decir, ante todos, que pronto llevaré a cabo uno de mis mayores experimentos desde la cura contra el cáncer - la gran expectación de los periodistas agradó al Dr. Varith, mientras los flash de las cámaras inundaban la sala de conferencias del gran centro medico de investigación de Kliver.
- Puedo asegurar la efectividad que tendrá la bacteria nociva en estos momentos - enseñó un pequeño tubo de ensayo no mas largo que el dedo meñique de la mano, con un liquido de color negro. - Pronto el malestar que produce será capaz de burlar a la muerte, una vez más la humanidad se revela contra la naturaleza; una vez más, amigos míos, seréis testigos de cómo un solo hombre puede cambiar las cosas ¡nada puede detenernos en estos tiempos! - dio con el puño sobre el atril con decisión. - Hoy, 1 de mayo de 2121 por fin ponemos en marcha la operación no a la muerte donde nos ganaremos la inmortalidad que en verdad nos merecemos.
La multitud se silenció y los flash desaparecieron, la gente no parecía comprender en absoluto lo que el Dr les decía o no podían creer en el experimento en tal caso.
- Perdone - uno de los periodistas, un joven rubio y trajeado, pidió la palabra - ¿es cierto lo que dice?, es decir... Es difícil creer que un doctor de tanto prestigio como usted...
- ¿que pasa, a caso es tan imposible creer en un elixir para la vida eterna? - instó el Dr. Varith
- si... Un poco, usted mismo lo ha dicho... -
- Esto no es cosa de risa señores - se guardó la muestra en el bolsillo de su bata y echó para atrás su cabello blanquecino. - Tengo claro, por incontables investigaciones que es mas que probable... Es mas que probable... Es mas que probable... Es mas que probable...

- ¡Joder!, maldita televisión, estúpido cacharro ¡¿que diablos te pasa ahora?! - un mando voló en dirección a la pantalla de una televisión de plasma pequeña, la cual calló con el impacto y se destrozó - Mierda... Si antes daba problemas ahora... O joder...
- ¿ocurrió algo? - una mujer radiante de cabellos color sangre intenso, cara alargada y delicado camisón dorado, irrumpió en el cuarto de Allan, quien como loco comenzó a ocultar pruebas del desorden... Aunque su propia habitación estaba que daba asco, lo admitía.
Sonrió a la muchacha, avergonzado mientras esta reía, por suerte era su dulce hermana y no su madre.
- la que has liado... - dijo la joven llevándose las manos a la cabeza, rápidamente ayudó a su hermano, desenchufando la maltrecha televisión.
- no te preocupes, era cuestión de tiempo el que me liara a golpes con el maldito trasto.
- sabes perfectamente que la culpa es de la antena - respondió la chica sonriente
- de eso nada, un investigador como yo necesita una tele más grande y mejor - se levantó y cerró el puño con decisión, como si fuese alguien importante.
- aun no has pasado las pruebas, ¿enserio quieres trabajar con el loco ese?
- ¡Elena!, No es un loco para nada - le recriminó - es alguien muy importante para la humanidad...
- Eso dice él, pero no es cierto hermano y no quiero que tires tus títulos a la basura por un estúpido maníaco que piensa que todo lo puede lograr... Mira... - señaló sus libros, apilados sobre un escritorio de madera, cuya silla a juego se encontraba tirada en el suelo como era costumbre. - Has trabajado mucho en teorías que al menos cobran cierto sentido, no quiero que por dos palabras de ese ignorante te quedes sin nada...
- Elena, ya está bien - se levantó, con la mano sangrando por uno de los cristales de la televisión, que aferraba con fuerza - para mi es una gran oportunidad y este trabajo podría proporcionarme el dinero suficiente para tu medicación.
- Hermano... Yo estoy bien...
- Eso no es lo que dice el medico... Ni lo que yo veo en tu precioso rostro... Tu tristeza...

TU TEMOR A LA MUERTE YO TE ROBARÉ... HERMANITA...

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