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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Jeff the killer - Blood and Darkness V

(Fanfic Jeff the killer)


Capitulo 5 - Leave me alone

Victoria dormía de lado, agarrada a su almohada. Por fin había conseguido dormir después de
unas largas horas, el tiempo justo para que Jeff recorriese la casa en su busca, cantando su
canción una y otra vez.
Le seguía costando caminar, moviéndose como un autómata dentro de un sueño. No podía hacer
nada para evitarlo.
La casa era pequeña, con dos cuartos, una cocina, un cuarto de baño y unas largas escaleras que
daban a la entrada, ahora cubierta por la sangre del asesino. Aunque parecía que la chica había
intentado limpiar en gran medida la sangría.
Jeff se tomó la libertad de buscar un arma alternativa a sus armas, tomando un cuchillo más
grande, tipo de carnicero, de la repisa de la cocina. No estaba acostumbrado a ello, pero le
serviría para "dar las gracias" a su salvadora. Rió como un loco antes de caminar de nuevo por la
casa.
Por fin llegó a la habitación donde se encontraba la chica y abrió la puerta con cuidado, emitiendo
un pequeño chirrido, proveniente de las bisagras.
De repente se vio inmerso en otro sitio, sin mas fue rodeado por altos árboles ilusorios, algo tan
extraño e irreal como el amplio camino de tierra negra que había bajo sus pies. Jeff se quedó
contemplando todo con seriedad, sin comprender como había llegado hasta allí.
Por un momento el joven asesino quiso salir, agobiado por tal cambio repentino tanto en el
ambiente como en el paisaje, reaccionó como una persona coherente tratando de escapar de allí,
corriendo en busca de la puerta por la que había entrado a aquel lugar, la cual había
desaparecido.
- ¿que está ocurriendo? - se dijo alzando la vista al cielo para sorprenderse con lo que allí se
encontraba. La luna brillaba sobre los árboles como un simple circulo luminoso tachado por una
cruz de sangre. Jeff nunca había visto nada igual. Retrocedió unos pasos, comenzando a
escuchar voces en su cabeza que le incitaban a seguir a delante.
"búscame", "estás perdido en mi bosque", "rendirte es lo único que puedes hacer contra mi"
Sus heridas volvieron a doler con mayor intensidad que en un principio. Parecía estar dentro de
una horrible pesadilla lo bastante real como para hacerle enloquecer. Pero era Jeff el asesino, él
Ya estaba loco.
- je...jejeje...jeje... - Comenzó a reírse, al mismo tiempo que el aspecto del bosque se
tambaleaba como si de una imagen digital se tratase, tratando de volver a la habitación de
nuevo, en la que se vio a Victoria de pie encima de la cama, con el pelo tapándola el rostro y tan
quieta como si se hubiera ahorcado del techo.
Pese a la alteración fantasmagórica, Jeff se mantuvo firme, acercándose a donde estaría la chica
poco a poco, con las manos en los bolsillos. Por desgracia el bosque volvió a hacerse fuerte en
aquella ilusión y era como continuar caminando por un camino hecho de cenizas.
- ¿Donde te escondes...? - dijo con burla, ladeando la cabeza de un lado a otro, sonriente,
mientras caminaba. Pese a todo no obtuvo ninguna respuesta, ni siguiera un susurro, aunque era
lógico en aquella ilusión. No se escuchaba ni el viento entre las copas de los árboles.
El extraño símbolo del cielo siguió brillando con gran intensidad, incluso parecía seguir al joven
asesino allá por donde caminase, tanto como para llegar a frustrarle de nuevo; comenzó a
acercarse a los árboles, arañando con el cuchillo a su paso, cada corteza con la que se topaba. La
imagen volvió a distorsionarse y justo al tiempo de ver como la chica saltaba sobre él desde la
cama.
El bosque directamente desapareció del todo y volvió a encontrarse en la habitación, aunque esta
vez, las paredes estaban macabramente decoradas con dibujos sombríos. Forcejeó con la chica,
ambos tratando de que un mismo cuchillo acabase en un cuello u otro.
- Demonios... - gruñó al verse asaltado tan de repente, sin siquiera haber podido percibirlo.
Hasta parecía ser mas fuerte que él, hasta que el joven asesino logró zafarse, dejando su cuchillo
atrás, y rodar por el suelo bajo la cama.
La chica, sin expresión alguna en el rostro, agarró el cuchillo y se asomó como autómata en
busca de su presa. Pero Jeff no estaba. Miró al vacío, sin ver nada en si, era una simple carcasa
sin vida y Jeff no se había dado cuenta de ello, hasta que se lanzó sobre ella, consiguiendo
golpearla en la espalda y arrebatarla el arma para utilizarla en su contra de nuevo. Por fin
consiguió acabar con ella.
Victoria se quedó de pie, sin emitir sonido alguno, muriendo su cuerpo poco a poco. Jeff volvió a
apuñalarla una y otra vez sin parar, riendo como un maníaco, disfrutando con la sangre .
- ay! - por fin la chica reaccionó y se encogió de dolor hacia delante. - ¿q-que?
El mismo símbolo de la luna en la ilusión apareció en aquella espalda ensangrentada, con tal
fulgor que cegó al asesino, obligandolo a retroceder soltando su cuchillo y tapándose los ojos con
el brazo. Cuando trató de ver nuevamente, la chica había desaparecido.
- Como... - observó a su alrededor con enojo - ¡¿que juego es este?! - corrió a encender la luz
del cuarto, queriendo encontrar a su presa. Nunca se hubiera imaginado lo que encontró allí...
Las paredes, aquellos dibujos sombríos del bosque que había visto en persona y más... Muchos
otros detalles que no le dio tiempo a procesar. Retrocedió unos pasos ya que no estaba solo, una
figura sobre humana lo esperaba, como un enorme árbol negro cuyas ramas trataban de
atraparlo y lo que era peor, su cara, un rostro blanco, sin expresión alguna y completamente en
blanco.
A Jeff no le dio tiempo ni a preguntar cuando se vio obligado a esquivar aquello que parecían
ramas de color negro para él. Fue demasiado lento, el ser le golpeó de tal manera que acabó con
la espalda contra la pared, abriéndole las heridas de nuevo.
- arg! - gritó de dolor y se levantó mirando hacia la habitación - ¿que... Eres...? - pero para
cuando quiso darse cuenta, todo, excepto los murales sombríos, había desaparecido. Victoria se
había evaporado como el agua. - Maldita sea! - golpeó la pared con fuerza, lleno de frustración.
Aquella fue la primera vez que perdía a una de sus victimas y no sabía ni como había ocurrido.
Pronto la habitación volvió a girar como una imagen digital y el joven asesino se vio obligado a
salir de allí con las manos sobre su cabeza. - ¡¿que está pasando?!
El ambiente en la ciudad no cambiaba apenas, seguía lloviendo con una intensidad implacable y
los truenos tronaban con fuerza sobre las casas. A desgracia del joven asesino cuya mente
estaba siendo torturada hasta tal punto de dejarle temblando en un rincón de la cocina de su
victima.
- Demonios... - gruñó llevándose las manos a la cabeza de nuevo, queriendo golpearse contra
algo para olvidar esas visiones extrañas que comenzaron a atormentarle con bastante
persistencia. Alzó un poco la mirada queriendo cerciorarse de que todo había terminado, aunque
el lugar seguía distorsionándose a cada tanto. No dudó ni un segundo, desesperado, se levantó y
agarró una botella de whisky que se bebió a pelo, sintiéndose bastante mejor, aunque le
quemaba por dentro. Era la primera vez que bebía, y solo lo hizo por las típicas referencias que
había escuchado por parte de la gente, que alegaban beber para lograr la felicidad en momentos
de desesperación. El primer trago fue como ácido puro, haciéndole escupir y toser hasta que su
cuerpo le permitió proseguir tercamente.
Pronto se sentó en el suelo, ebrio de alcohol y venganza, pensando en su victima sin duda.
- he perdido a mi victima... - se dijo dando otro largo trago a la botella - ha desaparecido delante
de mis ojos... je... jeje... jejeje... - terminó por reírse como el loco que era, deseando estar entre
sueños. Terminó vomitando por el repentino maltrato a su cuerpo y estalló la botella ya bacía
contra el suelo, par luego levantarse y tirar todo lo que había sobre la encimera de la cocina,
buscando algo más que llevarse a los labios de nuevo y dañase su hígado para siempre. El Ron lo
dijo todo.
Agarró con fuerza la siguiente botella y bebió hasta atragantarse y vomitar de nuevo; su
estómago estaba sufriendo de tal manera que ni sus heridas importaban en ese momento.
- genial... Voy a volver a por ti! - se tambaleó mientras caminaba de vuelta a la habitación que le
había vuelto mas loco que de costumbre, mientras bebía a cada paso. Para cuando llegó, nada
había cambiado a excepción de la extraña aparición que había desaparecido por completo,
dejando tras de si un rastro de sangre por toda la alcoba, incluyendo el catre.
Jeff se tiró en plancha sobre la cama, llenándose de suciedad pese a que su mente lo negara.
- ey! Sabes una cosa? - le habló a la botella, aun riendo - No se lo digas a nadie pero... Soy
menor de edad... - terminó por dormirse, dejando caer la botella y su contenido, al suelo. En sus
sueños se desarrollaba el mismo escenario y las mismas sensaciones de malestar que le dejó la
bebida; aun con todo comenzó a pasarle los dolores y los delirios, consiguiendo con ello volver
a las extrañas ilusiones y agonías. El ser sin rostro aparecía ante él de nuevo, sin temor, con solo
el placer de verlo temblar.
- tu otra vez? - dijo Jeff con tranquilidad, tan claramente que parecía cuerdo pese a la
borrachera. - Márchate!, déjame en paz! - gritó sacando un cuchillo amenazante.
Para desgracia del joven asesino, su cuerpo fue completamente inmovilizado por las sombras. No,
no eran sombras, eran unos enormes tentáculos de color negro que se negaron a soltarlo. Y el
ser se acercó a él con intención de destruirle.
Despertó de golpe a causa de aquella horrible pesadilla. Con un dolor tan indescriptible que tubo
que encogerse en el camastro tratando de recuperarse.
- uh... - un leve quejido salió de sus labios antes de llevarse ambas manos a la cabeza. La resaca
no le agradó lo mas mínimo. - No volveré a hacer eso... - se dijo incorporándose con lentitud,
observando el cuarto hasta que recordó lo ocurrido de la noche anterior. Cuando su cerebro
reaccionó ante lo que veía, su cara de espanto fue la mejor respuesta para darse cuenta de que
debía salir de allí cuanto antes. Al contemplar los dibujos de las paredes una vez mas, su
alrededor volvió a distorsionarse con intención de devolverle a las pesadillas. - No de nuevo! -
salió corriendo, en busca de sus enseres, sus armas ante todo y su sudadera.
Justo cuando pasó por la cocina comenzó a replantearse la opción de buscar más alcohol para
llevarselo, y así lo hizo, sin pensar mucho. Puede que necesitara volver a desconectar del mundo
y dejarse llevar por la bebida si aquello seguía así; es mas, al rebuscar una nueva botella por los
muebles, se encontró con un paquete de tabaco y un encendedor. No dudó en llevárselo también.
Salió de la casa lo más rápido que pudo hasta que finalmente se adentró en el bosque,
completamente borracho de nuevo. Sintió como si alguien o algo le observase a lo lejos, pero
decidió dejarlo estar, no por miedo sino por la prisa que tenía en encontrar su árbol marcado.
- tiene que ser este... - dijo tambaleante al reconocer uno de los árboles. Dio un trago de su
botella y al instante una calada al cigarrillo que se había encendido por el camino, tosiendo un
poco por el humo del tabaco. Se encaramó a la rama y luchar por subir. Cuando logró llegar al
lugar donde se suponía que estaba la marca de su cuchillo, se encontró con una desagradable
sorpresa. La marca estaba allí si, pero estaba tachado por un símbolo circular y una cruz en su
centro. La misma marca que tenía la chica.
- ¿que es esto?, ¡¿que maldito truco es este?! - se enjugó los ojos con ira, pensando que sería
causa de la embriaguez. Pero no era así, el sello estaba allí y lo peor era que estaba dibujado con
sangre reciente. Un suave viento le meció el cabello al mismo tiempo que su perturbada mente
trataba de reaccionar ante lo que veía. Escuchó un leve siseo que le sacó de sus pensamientos y
le hizo bajar del árbol y agacharse al ver algo moviéndose por el suelo a causa del viento. Era
una simple hoja de papel con dos únicas palabras: "Déjame solo".
- ¿Una nota... En el bosque? - Aunque estuviera borracho sabía bien que aquello no tenía
sentido, no al menos hasta que algo detrás suya amenazó con atraparle, con una voz tan
penetrante que parecía hablarle desde su propia mente.

Una nota en el bosque... Si... Por fin...

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